La Humillación de Versalles
Según el historiador Walter Millis:
“El Coronel
House preparó el baño de sangre de sus connacionales únicamente porque consideraba
un bien mayor el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial con paz y seguridad”.
La Guerra finalizó el día 11 del 11 del
año 18 (o triple seis) a las 11:00 AM (hito histórico firmado) mediante
la aceptación del Tratado de Versalles, donde se reunieron personajes que supuestamente
defendían los intereses de sus respectivos países.
Por el lado de la delegación
británica estaba el economista socialista John Maynard Keynes. Representando los
intereses bancarios estadounidenses estaba Paul Warburg, el Director de la Reserva
Federal, mientras que su hermano Max, (la cabeza de la
MM Warburg and Cia en Hamburgo) representaba a los banqueros, al sistema
de espionaje y al Gobierno de Alemania (los tres a la vez).
Se dice que
el Tratado puso fin a la Guerra. Sin embargo, Lord Cruzon (el Secretario Británico
de Relaciones Exteriores) se percató de la verdadera intención al declarar lo
siguiente: “Esto no es paz; sólo es una tregua por viente años”. Esto lo
convierte en un gran visionario, porque efectivamente la Guerra continuó
en 1939.
Uno de los artículos del Tratado exigía exorbitantes
reparaciones de guerra por parte de Alemania a las naciones victoriosas, lo que
precipitó la ocurrencia de tres eventos:
- La hiperinflación alemana entre
1920 y 1923 (cuando el pan subía millones de marcos desde el momento en que uno
recibía el sueldo hasta el momento de llegar corriendo a la panadería).
-
La destrucción de la clase media alemana (cesantía generalizada y manzanas dadas
como forma de pago)
- El ascenso al poder de alguien que rechazara la humillación
de Versalles: Adolf Hitler.
Este artículo específico fue escrito por John Foster
Dulles, uno de los fundadores del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y más
tarde Secretario de Estado del Presidente Dwight Eisenhower.
Las naciones victoriosas también escribieron la Carta
de la Liga de las Naciones, la que fue ratificada el 10 de enero de 1920 y firmada
por el Presidente Wilson de Estados Unidos. A continuación Wilson solicitó la
ratificación por parte del Senado estadounidense, organismo que consideró las
palabras de George Washington y se negó a ratificarla. Esto incomodó en demasía
al Presidente Wilson, dado que él se veía como el futuro Presidente del Gobierno Único Mundial (según las palabras del Senador Henry Cabot Lodge).
Imagina
la molestia de alguien que está a punto de convertirse en el primer Presidente
del Mundo, para ser detenido a pasos de la meta por el Senado de los Estados Unidos.
Imagina la sensación de infinito poder que tuvo que haber sentido Wilson al ver
como sus QH creaban los hitos históricos necesarios para colocarlo a él como el
primer individuo que gobernaría a nuestro planeta completo.
Donde otros habían
tratado y fallado, Wilson podía triunfar.
Pero el pueblo estadounidense, a
través de su Senado, le dijo que no.
Los Ricos se vuelven más Ricos
Pero otros no estaban
tristes. La guerra permitió que las familias más ricas multiplicaran su capital
a costa del pagador de impuestos medio. Obviamente las familias más ricas querían
que se ganara la Guerra... pero a expensas de dineros públicos.
Una de las familias que consiguieron mayores beneficios
fueron los Rockefeller, quienes solicitaron desde muy temprano la entrada
de Estados Unidos a la Guerra, obteniendo ganancias superiores a los USD 200 millones
de esa época.
Por otro lado, los QH realizaban gestiones para promover
la Liga de las Naciones. La Gran Logia Oriental de Francia comunicó a sus miembros
que “Es asunto de la francmasonería universal dar su total apoyo a la Liga
de las Naciones”.
Como ya puedes estar sospechando, la Liga de las Naciones
fue uno de los temas más importantes que se discutieron durante la Elección Presidencial
de 1920.
El candidato republicano Warren G. Harding se opuso abiertamente
a la Liga: “No avalaré ninguna discusión sobre la Liga, la cual fue concebida
como un super-gobierno mundial con super-poderes; esta República no será parte
de tal super-gobierno”.
Harding se opuso en las primarias al General Leonard
Wood, miembro de los “halcones” republicanos, quien fuera apoyado por un poderoso
grupo de multimillonarios que deseaban un militar en la Casa Blanca (o en el eventual
Gobierno Mundial).
Los estadounidenses manifestaron su desacuerdo con
la Liga y votaron por Harding, quien consiguiera más votos que los que había obtenido
Wilson durante la reelección de 1916 (siendo que Wilson había utilizado el paradigma
del patriotismo como palanca). Wilson había obtenido en 1916 un 52%, mientras
que Harding obtuvo un sorprendente 64%.
Harding fue apoyado por William Howard Taft, el Presidente
de Estados Unidos que se había opuesto a los banqueros y al papel moneda de la
Reserva Federal. Después de la elección, Harding designó a Harry M. Daugherty
Generalísimo de la Campaña y Fiscal General.
Los otros nombramientos realizados por Harding fueron
poco sabios, dado que se rodeó de los defensores de la Matrix:
- Su Secretario
de Estado fue Charles Evans Hughes, abogado de Standard
Oil .
- Su Secretario del Tesoro fue Andrew Mellon, dueño de Gulf
Oil .
- Su Secretario del Interior fue Albert Fall, un goma de
los Señores del Petróleo
Albert Fall sucedió a Harding, debido a que se supo
que Harding había aceptado un soborno de Harry Sinclair a cambio de un contrato
de explotación de las reservas petroleras de la Armada, en Teapot Dome, Wyoming.
El escándalo fue planeado por el establishment con
el objetivo de librarse de un hombre molesto como era Harding.
Esto fue lo
que consideró el Sistema para representar el show del soborno:
- Harding fue
el portavoz oficial de aquellos que se oponían a la Liga de las Naciones, y sin
él existía una posibilidad de que Estados Unidos se uniera a la Liga
-
El Fiscal General Daugherty había perseguido a los Señores del Petróleo
de acuerdo con las leyes Sherman anti-monopolios.
Obviamente estos antecedentes no complacían a los creadores
del Escándalo de Teapot Dome. Sin embargo, Harding no vivió lo suficiente como
para ver las consecuencias del show, dado que murió el 2 de agosto de 1923.
Según algunos historiadores, ciertas personas no podían esperar la finalización
del Escándalo de Teapot Dome, razón por la cual decidieron envenenar a
Harding.
El hecho completo sirvió como una advertencia para que los futuros
Presidentes de Estados Unidos no se opusieran a nuestros Amos Oscuros.
La advertencia ha sido
considerada. En la actualidad ningún líder “democrático” se opone a los verdaderos
dueños de Estados Unidos.